Así que bueno... me vine a mi playa. Decidí tomarme muy en serio mis vacaciones y pasar 15 días aquí. Lo que nunca contemplé cuando lo planee con tanto entusiasmo y empaqué toneladas de bloqueador era buscar aquello que me hiciera sobrevivir un ataque severo de sobredosis familiar. Evidentemente no lo encontré... y heme aquí... atrapada en un micro big brother a la orilla del mar y sin cigarros...
Mi mamá se pelea con mi puberto e insoportable hermano y mi hermano conmigo y yo con él y así todo el día... Lo bueno es que pese a mis casi 27 años, sigo siendo "mommy's little girl" y me carga en la alberca y me pone bloqueador en la espalda mientras la ostra (mi hermano) se sienta abajo de una sombrilla sin decir ni hacer nada más que declararse el adolescente más aburrido del mundo. Ya me acordé porqué hace 10 años no tomaba vacaciones con ellos... ¡Viva la familia!
La verdad es que no es tan peor... pero ando poco tolerante. La tolerancia es una de esas cosas que se me agotó en el 2007.
El día que llegamos nos dijo Mario que había huevos de tortuga en nuestra playa; el día después la ostra y yo fuimos a caminar y encontramos cualquier cantidad de tortugas muertas que no se alcanzaron a formar, entonces decidí nombrar a mi playa "el cementerio de las tortugas que nunca pudieron ser ninjas" ahí AHÍ fue cuando me dí cuenta de que tengo que dejar el papel de drama queen y cedérselo a la verdadera reina del drama: mi madre.
El rol quedó vacante cuando descubrí que ella también decidió dejar de serlo para convertirse en la "Señorita Alberca 2007". Mamá tuvo la capacidad de hacerse amiga de todos (TODOS) los inquilinos de mi playa en este cálido invierno en 3 días... 3 DÍAS!!! Saluda a todo el mundo, platica, da consejos, presume a sus hijos (mientras nos matamos), cuenta su historia de vida (en inglés y español) y enseña español a los micro gringos. Hoy me desmayé cuando en la mañana llegó Michael (de 18 meses)a decirnos "güenos rías". Todo ha valido la pena... es la reina del lugar.
En fin... así las cosas... faltan exactamente 36 horas para que llegue mi Rockstar y me salve de esta sobredosis familiar que me está volviendo loca, pero a la vez, me abrazan y me llenan de amor haciéndome llegar viva al último jalón de este agridulce (más agrio que dulce), 2007.