Tienen la habilidad de estar siempre cerca, son capaces de venderte (si es necesario) para conseguir lo que quieren. Navegan con bandera de incondicionales y saben todo de ti, obvio, para usarlo en tu contra y destrozarte en la primera oportunidad que tengan.
Las amigas tóxicas son deliciosas; niñas malas graciosas, carismáticas, sociables, coquetas, trepadoras, reventadas y en la mayoría de los casos viciosas, el bocado perfecto…
En la adolescencia las amigas tóxicas estaban rankeadas en el top 3 dentro del público puberto masculino; ya que eran las más rápidas y las que más “expertise” ofrecían a la hora de explorar el mágico mundo del sexo y el alcohol.
Pero tienen su lado bueno, gracias a ellas podemos ser las heroínas, las educadas, las decentes, las buenas de la historia, lo que los hombres llaman “la diferencia” a la hora que deciden sentar cabeza.
El futuro de las amigas tóxicas es inminente… Cuando creen que ya lo han conquistado todo y que el mundo está a sus pies, se dan cuenta de que están solas; dan patadas de ahogado causando lástima, mandan mails a los exnovios del amigo de la prima de su mejor amiga, van a las bodas sin pareja y se emborrachan con 2 vodkas mientras le coquetean a todo el que se les pone enfrente (llámese novio, padre del novio, cura, rabino, primo y en un descuido hasta invitada lesbiana). Viven en un apartamento de dos ambientes (donde llevan a sus amigos, amantes, entrenadores…) con una heladera vacía en donde solo habitan los tuppers vacíos que migraron de casa de su madre y unas cuantas Coca-Colas light. Tienen un trabajo en donde son catalogadas como las amantuchas (o novias secretas) del: director, gerente, financiero, contador… (depende qué tan hábiles sean) y pasan los domingos viendo las repeticiones de Sony, chateando con desconocidos prometedores en Australia, retocándose el esmalte y definiendo sus cejas con las pincitas de depilar.
Pocas veces nos damos cuenta de que hay que agradecer a la vida tener una amiga tóxica, porque es gracias a su maldad y a sus estrategias baratas que comprobamos una vez más que estamos hechas de buena madera.
Las amigas tóxicas son deliciosas; niñas malas graciosas, carismáticas, sociables, coquetas, trepadoras, reventadas y en la mayoría de los casos viciosas, el bocado perfecto…
En la adolescencia las amigas tóxicas estaban rankeadas en el top 3 dentro del público puberto masculino; ya que eran las más rápidas y las que más “expertise” ofrecían a la hora de explorar el mágico mundo del sexo y el alcohol.
Pero tienen su lado bueno, gracias a ellas podemos ser las heroínas, las educadas, las decentes, las buenas de la historia, lo que los hombres llaman “la diferencia” a la hora que deciden sentar cabeza.
El futuro de las amigas tóxicas es inminente… Cuando creen que ya lo han conquistado todo y que el mundo está a sus pies, se dan cuenta de que están solas; dan patadas de ahogado causando lástima, mandan mails a los exnovios del amigo de la prima de su mejor amiga, van a las bodas sin pareja y se emborrachan con 2 vodkas mientras le coquetean a todo el que se les pone enfrente (llámese novio, padre del novio, cura, rabino, primo y en un descuido hasta invitada lesbiana). Viven en un apartamento de dos ambientes (donde llevan a sus amigos, amantes, entrenadores…) con una heladera vacía en donde solo habitan los tuppers vacíos que migraron de casa de su madre y unas cuantas Coca-Colas light. Tienen un trabajo en donde son catalogadas como las amantuchas (o novias secretas) del: director, gerente, financiero, contador… (depende qué tan hábiles sean) y pasan los domingos viendo las repeticiones de Sony, chateando con desconocidos prometedores en Australia, retocándose el esmalte y definiendo sus cejas con las pincitas de depilar.
Pocas veces nos damos cuenta de que hay que agradecer a la vida tener una amiga tóxica, porque es gracias a su maldad y a sus estrategias baratas que comprobamos una vez más que estamos hechas de buena madera.
Pero en este mundo hay justicia, en el momento en que una amiga tóxica está hecha mierda, tocó fondo y pide a gritos ayuda; nos damos el lujo de, con una encantadora sonrisa, desearle todo lo mejor y mucha suerte, pero jamás extenderle la mano de nuevo.
Al final del día, las chicas buenas intoxicadas siempre tendremos el potencial de ser más peligrosas que aquellas que navegaron con bandera de tóxicas toda la vida, a nosotras no nos vuelven a ver la cara, no señor!
A Peepee… La chica más buena del mundo que está empezando a intoxicarse.
5 comments:
Gran post, y nunca en mejor momento... cuando las desenmascaran es lo peor... al final sí duele, en fin...
gran post... muy femenino... pero cierto, a mí me gustaban en la secundaria, ahroa sólo me dan hueva
Y lo malo de las tóxicas es que siguen pensando que son lo más en el mundo...
Yo tuve amigas tóxicas y para lo único que me sirvieron fue para saber decirles no y para apreciar a las verdaderas amigas.
Bonito post.
Las Amigas toxicas te dicen cuando tu novio que tte puso el cuerno mientras estabas de viaje.
Las amigas toxicas te dicen cuando tu novio que te quiere tanto, te pusoi el cuerno mientras estaba de viaje.
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