Friday, October 06, 2006

La Insoportable Levedad del Soufflé

4 huevos, 2 cucharadas de levadura, medio litro de leche… Se baten hasta que la muñeca no da más y tiembla cuando la tratas de dejar estática (esto pasa antes de que tenga una leve espuma en la mezcla, pero con práctica logrará la espuma perfecta). Se sazona al gusto con sal y pimienta. Se cortan las orillitas del pan, se hace una cama con éste sobre un refractario previamente enmantequillado. Ahí comienza la danza… pan remojado en la mezcla lactosa, encima se pone jamón, queso manchego rayado (o edam o chihuahua), y más mezcla… Así hasta que se llega al tope del refractario (una vez dominadas las cantidades, la última capa es perfecta: queda solo el queso encima). Se pre-calienta el horno a temperatura media y se mete delicadamente el soufflé.

Si cree que su soufflé está terminado, está completamente equivocado, es aquí cuando comienza el verdadero arte. Por años la gente que ha probado mis soufflés; los han chuleado, han repetido varias veces, han pedido “doggy bag”. He pasado la receta decenas de veces y siempre recibo el callback días después: “quedó medio crudo pero sabía bueno”, “se me quemó un poquito”, “quedó hasta arriba el jamón y se endureció”, y el más trágico: “no esponjó”, en fin… La gente no entiende que al soufflé se le quiere, se le bate con amor, se le pone música mientras se arma, se le da silencio mientras se cuece, no se le abre el horno para que no le entre frío, no se pincha con un tenedor para ver si se coció… Simplemente se hace con amor, se admira a través de la ventana cómo va esponjándose y cuando uno intuye que ya está listo, se saca del horno para no devolverlo nunca más y deleitar a los comensales.

La triste realidad es que creo que perdí el toque… Hoy hice un pequeño soufflé por el simple gusto de hacerlo. 4 huevos, 2 cucharadas de levadura, medio litro de leche… bate, bate… pan cortadito, molde enmantequillado, jamón, queso, mezcla… hasta arriba el queso… Elis Regina de fondo… horno temperatura media pre-calentado… meto el soufflé con ternura… mantengo el silencio y la calma en mi cocina… admiro el refractario mientras tomo una copa de vino tinto esperando ver el maravilloso soufflé que tendría que estar desbordantemente esponjoso en el horno, pero nunca pasó. Cuando intuí que estaba listo saqué el refractario y por primera vez en 13 años, el soufflé estaba crudo por dentro, quemado por fuera y al ras. Tuve que silenciar a Elis… Ese momento fue insoportable, ya nada espuma como antes.

Después de revisar la leche, los huevos, la levadura, la temperatura del horno, el pan, el jamón, el queso, la mantequilla, la sal y la pimienta, y ver que todo es exactamente lo mismo que he usado por años, llegué a la conclusión de que el soufflé no perdona el olvido… Hace más de un año que lo había abandonado, hace más de un año que no tenía ganas de cocinar, que no tenía tiempo de recibir comensales, que no veo a mi hermana y le preparo el soufflé Mandy, que no le guardo las costritas del pan a mi can contento (Emilia), que no veo a mi abuela para prepararle el soufflé vegetariano integral que tanto le gusta, que no le hago a Chiquis el de chocolate frío mientras nos ponemos al tanto de nuestras vidas, que no intento recetas nuevas, que no me daba el tiempo de darme un tiempo. Creo que el espíritu del soufflé me está queriendo mandar un mensaje: necesito tomar unas vacaciones (es eso o que prefiere a Caetano Veloso en vez de Elis Regina).

2 comments:

Anonymous said...

Yo quiero uno!

azm said...

Elis Regina no pudo fallar... debe de ser el abandono